Desde hace algunos años, la instalación de paneles solares se ha convertido en una práctica común para miles de españoles. Además del ahorro en la factura de electricidad, lo que los usuarios buscan es reducir el consumo de recursos y contribuir con la sostenibilidad del ambiente.
Con una instalación fotovoltaica, el sol es el encargado de suministrar el calor necesario para generar energía renovable. A su vez, los paneles solares cumplen con la función de aprovechar todas las radiaciones del día, redistribuyendo la carga obtenida para proveer electricidad.
Aunque el uso de energía solar posee un fin universal, cada hogar o establecimiento requiere de estructuras diferentes para administrar al máximo su consumo eléctrico. Por este motivo, lo más recomendable es conocer las modalidades para lograr una instalación eléctrica útil y con un alto nivel de eficiencia.
Aislado o Conectado a red
Ideal para aquellos casos donde no llega el suministro eléctrico o se busca una independencia energética total. Obligatorio el uso de baterías y generador de emergencia.
Se combina el suministro eléctrico con la energía producida por la instalación solar, pudiendo obtener un ahorro en el recibo de la luz de entre el 30%-80%.
Con o Sin baterías
Con baterías:
Acumulan la energía que no se consume, para usar por la noche o los días nublados. Las de ión-litio ofrecen de media unos ~6.000 ciclos de carga y descarga (~20 años).
Sin baterías:
Supone una menor inversión inicial, pero el ahorro potencial es sustancialmente menor y éste dependerá de la capacidad para desplazar el consumo a las horas de sol.
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